El evento misterioso que les voy a contar me ocurrió en
las Islas Flakland, también conocidas como las Islas Malvinas. Estas islas
albergan una pequeña población de personas. De acuerdo al último censo, se sabe
que Puerto Stanley está habitado por 3.500 personas y la base militar llamada
MPA tiene a otras 3.000 personas.
Me fui a esas Islas a trabajar con mi marido. Con el
tiempo comencé a dominar el idioma inglés porque como ustedes saben, estas
islas están ocupadas por Británicos. Trabajé en varias cosas tales como
babysiter, en bares, y finalmente terminé trabajando en una panadería que
pertenece a los Kelper. Esta panadería se llama The Bread Shop.
Me gustaba mucho el lugar para vivir, y lo que más amaba
era su tranquilidad y el hecho de que nadie roba. Aunque también tenía cosas
muy detestable como el racismo y los climas extremos. Además, es un lugar muy precario
en la educación. De hecho, no hay suficiente educación para los niños y
jóvenes, y el 80% de ellos son alcohólicos.
Fue en este lugar y contexto que una vez me pasó algo muy
curioso. Cuando trabajaba en la panadería, tenía que levantarme a las 3:00 am ya
que mi horario de entrada era a las 4:00 am. Yo vivía en una calle llamada Mc
Close que es la calle siguiente subiendo por el cementerio o sea la calle
lateral. Me gustaba mucho ir a trabajar por la calle del cementerio porque
tiene una vista maravillosa, se ve el puerto con sus luces y el mar nocturno. Y
obviamente también se ve el cementerio que es el más antiguo (y el único en
realidad) de Puerto Stanley el cual, si bien es pequeño, se ha ido extendiendo
desde sus orígenes en 1897.
Se sabe que cerca del cementerio hubo muchas muertes por
la guerra, incluso suicidios. Por ejemplo, un soldado se ahorcó en un bar
llamado The Gloven Tavern (el bar de los soldados) que queda a una cuadra del
cementerio, y aun se puede ver la marca donde lo colgaron, la cual dejaron como
recuerdo. Con respecto a esas muertes,
una amiga me habló sobre las energías que hoy existen alrededor del cementerio y
que las almas se materializan cuando no logran descansar.
Bueno, yo salía como siempre a trabajar a las 3:00 am y me
dirigía por la bajada de la calle que me llevaba al trabajo. De pronto, miré al
cementerio, y sorprendentemente veo a un hombre vestido de huaso. Se veía su silueta
como una sombra y estaba como caminando entre las tumbas. Me sorprendió porque
llevaba un sombrero de huaso! Allá es un lugar británico y ellos no tienen
contacto con la cultura Chilena como para usar vestimentas folklóricas de Chile,
y menos en un cementerio a esa hora de la noche. Miré por segunda vez y seguía ahí
ese hombre o ente, y entonces salí corriendo. Como habrá sido mi terror que
llegué al trabajo como diez minutos antes de lo acostumbrado. Quedé angustiada,
con mucho miedo y nunca más pasé por esa calle. Mi marido me vio tan asustada
que decidió llevarme al trabajo durante una semana hasta que descubrió otro
camino para que yo no pasara más por el cementerio...
Verónica Mieres
Verónica Mieres
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