Hace poco más de
dos años, inicie una nueva experiencia laboral, que me había propuesto
desempeñar con mucha fuerza por lo que significaría para mi desarrollo
profesional y para el progreso de mi familia, que consistía en asumir el cargo
de administrador de contrato en una faena del norte grande de Chile, a unos
3200 metros de altura en la cordillera de Antofagasta.
Este nuevo
trabajo significaría trabajar en turnos de 10 por 10, y en los que debería
viajar por tierra desde Santiago – Antofagasta – Santiago, con una cantidad de
22 horas en el bus, mas 2 horas de camino hacia la mina. Comprenderán que lo mejor es dormir todo lo
posible, lamentablemente no puedo leer en movimiento.
Llevaba varios
meses haciendo el tramo, pero en una de esos viajes, en el sector que va desde
Chañaral a Antofagasta, y que es quizás el más árido e inhóspito del norte,
comencé a quedarme dormido, pero con ese sueño que por más que uno lucha no
puede mantener los ojos abiertos, y abre los ojos a ratos pero una fuerza
superior los vuelve a cerrar, uno esta como atontado, como que pierde la noción
de que es sueño y que es realidad, es como estar atrapado en a la mitad de dos
mundos que funcionan completamente opuestos.
Pasados unos
minutos me quede irremediablemente dormido, y caí en un profundo sueño. En este
sueño iba dormido en el bus hacia la mina, y en ocasiones sentía un vértigo
inexplicable, que me preocupaba pero no lograba que despertara. Esto continuó
tal cual hasta que llegamos a la mina, pero llegados ahí, yo no era el jefe,
sino un jornal más que con pala y picota escavaba la tierra buscando mineral,
alrededor de unas construcciones que parecían bastante antiguas. Tenía
compañeros en la faena, y aunque no hablábamos, había algo raro en la expresión
de todos. Recuerdo que me picaba la nariz, que el aire estaba enrarecido, pero
no en la forma en que lo está en la altura, donde uno siente un poco de
cansancio al principio por la baja presión. No, había algo toxico en el aire, y
dentro de mi comenzó de pronto a crecer un miedo tremendo, y podía ver que
todos los que estaban a mi alrededor tenían cara de espanto, era una sensación
de estar siendo llevado al matadero.
Estábamos en
nuestra labor cuando encontramos algo en la tierra, algo así como una máquina
irreconocible, no recuerdo bien, pero que parecía llevar mucho tiempo ahí. Esto
generó una alerta inmediata en todos nosotros y pudimos confirmar nuestro
temor. No estábamos en la Tierra, se me vinieron a la cabeza imágenes de
personas que nos inducían el sueño y que nos trasladaban desde el bus a una
nave, la que a velocidades inconmensurables nos llevaban al planeta mina. Nos
mirábamos y parecíamos pensar estar viendo las mismas imágenes, y llenos de
pavor, nos vimos como pobres animales de trabajo, sin ninguna posibilidad de
escapar.
Cuando el sueño
se torno insoportable, desperté en el bus con el pecho oprimido y lleno aun de
miedo.
Desde que conocí
este desierto, me dio la impresión de que en algún momento hubo una explosión
nuclear, creo que así quedaría la tierra. Un lugar donde no crece nada, no hay
insectos, nada de agua, solo unos mamíferos como zorros y ratones que no me
explico cómo sobreviven, bueno los zorros se comen a los ratones, pero ¿y los
ratones?...
De verdad basta
con alejarse algunos cientos de metros del campamento y se tiene la sensación
de estar en otro planeta, como Marte.
Una de las
teorías que he oído sobre el eslabón perdido de nuestra especie, y que
relaciono con este sueño, es que seriamos el resultado de primates modificados
genéticamente por explotadores de minas extraterrestres, para trabajar como
esclavos, y que nos habrían dotado de inteligencia necesaria y de herramientas
físicas, como pulgares, para desarrollar las tareas de minería.
Ahora, jugando un
poco, y llevando esto a los extremos para apreciar mejor la idea, supongamos
que en realidad si somos esclavos, pero evidentemente en una esclavitud que
evoluciono desde el inquilinaje de nuestros campos, o del esclavo clásico de
los campos de algodón, a uno capaz de generar la sensación de libertad, de
hacer sentir a los esclavos que tienen la posibilidad de elegir. Con esto se
elimina buena parte de los peligros de las aspiraciones libertarias, en vez de
darles comida, vestido y casa, aunque sea en condiciones paupérrimas, les
pagamos un salario, que cubra sus necesidades básicas y quizás algo mas, como
este no alcanzara para su ciclo de producción, entonces estaremos dispuestos a
prestarles a muy alto interés, por lo que a fin de cuentas sus cosas serán de
todas maneras nuestras, y si no pagan, las propiedades que han comprado con
ayuda estatal, y que nuestras empresas han construido, pasaran a nuestro
patrimonio. Lógicamente no estoy hablando del estado como creador de este
maquiavélico plan, sino de las élites, de los privilegiados, de los príncipes.
El estado solo sería una herramienta que garantice el orden, que
institucionalice el modelo y que promueva la sensación de elección, dando la
posibilidad de votar por los gobernantes, que ellos mismos instalarían con los
medios de los cuales son dueños, lo que además imposibilita a algún talento
salido del pueblo que acceda a gobernar. El estado en
definitiva seria un servil defensor de los intereses de los privilegiados.
Respecto de la
población con mayor acceso, los más “educados”, llevémoslos a nuestras
universidades, creemos un hibrido entre profesional y obrero, ¿Cómo?, tomemos
en cuenta que estos nuevos profesionales provienen de clases inferiores, de
obreros que se endeudaran para cumplir sus sueños de ascenso social, ya no como
Martin Rivas, sino con la base de la educación, pero sin el sustento cultural
que nosotros si poseemos. Incapaces de discurrir, incapaces de alzar la voz,
porque el nivel de vida que llevarán los volverá corderos mansos ante el
peligro de perderlo todo, porque lo único que poseen son cosas. La educación
obtenida no los llevará por el camino del amor al saber, ni por el respeto a
lo que conforma su cultura, ni formará
en ellos un sentimiento de orgullo, orgullo intocable e intransable, sino que
formara un manejo de técnicas
funcionales a su futuro desempeño como capataces avanzados, e inevitablemente
verán a sus subalternos con desprecio y con temor por la pobreza que
representan y que aun esta tan cerca.
Sin pensamiento
lateral, sin acceso a poder entender la belleza, a encontrar en un verso el
resumen del universo, a ver la realidad desde los ojos del pintor, a conmoverse
escuchando una melodía sublime, o ser capaz de ver la divina simplicidad de un
ejercicio matemático una vez resuelto, a ver la fiera voluntad del hombre a
través de su historia. Que se sienta
vacio, que se sienta completamente solo, incapaz de comprender al otro, incapaz
de guiar a nadie.
No faltaran, eso
sí, quienes crean despertar en un planeta que no les pertenece, pero qué más
da, solo lo verán como un sueño perturbador.
Picktor